Director: Luis Buñuel
País: Francia / España
Género: Comedia surrealista / Crítica social
La película transcurre en ambientes refinados: mansiones, cenas elegantes, jardines y salones impecables. La puesta en escena es sobria y realista, lo que acentúa el contraste con las situaciones absurdas y oníricas.
Un grupo de burgueses intenta reunirse para cenar, pero constantemente se ve interrumpido por situaciones extrañas: la cena se vuelve un simulacro en un escenario teatral, el ejército irrumpe en el banquete, los anfitriones desaparecen, los sueños se mezclan con la realidad. Los personajes se mueven entre lo absurdo y lo cotidiano, como si nada los sorprendiera realmente.
Fernando Rey (Don Rafael Acosta, embajador de Miranda)
Delphine Seyrig (Simone Thévenot)
Paul Frankeur (François Thévenot)
Stéphane Audran (Alice Sénéchal)
Jean-Pierre Cassel (Henri Sénéchal)
El relato es fragmentado, con repeticiones y giros inesperados. Buñuel alterna sueños, escenas teatrales y situaciones imposibles con total naturalidad, logrando que el absurdo fluya como si fuera lo más normal del mundo.
La película es una sátira feroz de la burguesía: personajes que se mueven en un mundo donde todo vale, donde no existe castigo moral ni consecuencia real. Las convenciones sociales (cenar juntos, charlar amablemente) son ridiculizadas hasta mostrarse vacías de sentido. El surrealismo revela la hipocresía de una clase que vive en la comodidad, indiferente al absurdo y a la injusticia.
Una obra maestra del surrealismo cinematográfico. Buñuel combina humor, absurdo y crítica social en una película que parece un sueño encadenado. Ganó el Óscar a mejor película extranjera en 1973.
Gran película surrealista. Me fascinó cómo Buñuel muestra un mundo donde todo ocurre como si nada pasara, donde no existe castigo moral ni límite ético. Los personajes deambulan entre cenas interrumpidas y situaciones absurdas, siempre imperturbables. Es un retrato mordaz de la burguesía y su vacío existencial.
Una cena infinita donde los invitados jamás se sacian