Director: Kogonada
País: Estados Unidos
Género: Romance fantástico
La película destaca por una fotografía luminosa y colorida, con tonos pastel que evocan homenajes a clásicos como Cantando bajo la lluvia y Los paraguas de Cherburgo. La estética transmite un romanticismo naif, lleno de encanto visual.
Dos desconocidos se conocen en una boda y, por un giro mágico del destino, comienzan un viaje a través de puertas que los transportan a distintos momentos de su vida pasada. A medida que atraviesan esos recuerdos, deben confrontar experiencias y heridas que los marcaron antes de poder avanzar hacia un futuro en común.
Colin Farrell
Margot Robbie
La narración alterna escenas íntimas con secuencias visualmente grandiosas, siempre con un tono poético y contemplativo. No busca el vértigo, sino una inmersión en lo emocional y lo simbólico.
La película reflexiona sobre el destino como un camino que parece estar escrito, pero que siempre deja un margen para la decisión personal. También plantea la idea de que no se puede avanzar en la vida sin antes reconciliarse con el pasado y sanar aquello que nos marcó.
Un romance fantástico que combina estética clásica con un enfoque contemporáneo. Su fusión de homenaje, color y filosofía existencial la hace una propuesta distinta en el cine actual.
Me encantó. Los colores y la atmósfera naif me recordaron a Cantando bajo la lluvia y a Los paraguas de Cherburgo. La idea del destino, tan fuerte en la trama, está tratada con sutileza: es un destino que parece escrito, pero que no anula la libertad de decidir. Y me conmovió especialmente la enseñanza de que no se puede seguir adelante sin antes enfrentar los problemas y vivencias que nos marcaron en el pasado.