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Desayuno en Tiffany’s (1961)

Director: Blake Edwards

País: Estados Unidos

Género: Romance / Comedia dramática

Estética

La película está impregnada de la elegancia y luminosidad del Nueva York de los años 60. Los vestidos de Audrey Hepburn, la música inolvidable de Henry Mancini y la atmósfera sofisticada transmiten una sensación de época única, donde todo parecía posible.

Guion

Holly Golightly es una joven que vive despreocupada, buscando un camino fácil hacia la riqueza y la seguridad, sin importarle demasiado los sentimientos de los demás. Tras una infancia dura y carente, su único apego verdadero es el recuerdo de su hermano Fred (Alfred), ausente en la película pero siempre presente en su corazón. Holly se define a sí misma como un espíritu libre, como su gato sin nombre.
Paul Varjak, un escritor que ha dejado de escribir y vive mantenido por mujeres ricas, entra en su vida. Al principio parecen dos almas perdidas, pero lentamente descubren que juntos pueden encontrar un sentido más profundo.

Personajes

Holly Golightly (Audrey Hepburn)
Paul Varjak (George Peppard)
Fred (Alfred), hermano de Holly (mencionado pero nunca aparece)

Ritmo

La película transcurre con ligereza, entre diálogos ingeniosos, momentos románticos y escenas cargadas de ternura y melancolía. El clímax llega con la escena final bajo la lluvia, donde Holly recupera al gato y se reencuentra con Paul.

Mensaje

La historia muestra el contraste entre la aparente frivolidad y la verdadera necesidad de amor. Holly vive buscando seguridad material, pero al final comprende que no puede huir de los afectos. La metáfora del gato sin nombre refleja su propio desapego, hasta que el reencuentro bajo la lluvia simboliza la aceptación del amor y del compromiso.

Originalidad

Una obra icónica que mezcla glamour, ingenuidad y profundidad emocional, marcando una época en el cine. Su estética, su música y la interpretación de Audrey Hepburn la convierten en una joya inolvidable.

Opinión personal

Es una obra que me fascina por lo naif de la historia, por esa época de los años 60 en la que todo parecía simple y posible. Audrey Hepburn le da a Holly esa luz especial que la convierte en un personaje entrañable. Me conmovió el contraste entre su desapego sentimental y el amor verdadero que siente por su hermano. Tanto ella como Paul están perdidos, viviendo de otros, pero juntos descubren que pueden encontrar un sentido mayor. La escena final bajo la lluvia, recuperando al gato, es simplemente épica.